Evidentemente uno de los reflejos más fidedignos de la actualidad tecnológica en la que vivimos se puede observar en el mundo de la ficción. No me refiero en este caso a las películas ni series futuristas que intentan adelantarse a nuestro tiempo inventando fabulosos dispositivos, sino a las que reflejan la actualidad del día a día y en las que podemos ver cómo los personajes se mueven en un mundo que bien podría ser el nuestro, con aparatos que, salvo elitistas excepciones, nos rodean en nuestro devenir diario.
Cuando vemos una película o una serie, todos somos conscientes de esos pequeños errores que aparecen a veces cuando hay un cambio de cámara y un actor viste una chaqueta distinta, o con un aparato que no funciona como debería, o con un objeto que aparece en escena y antes no estaba. Estos errores, llamados de ‘raccord‘, son tan antiguos como el cine mismo y rara es la película en la que un detalle de estos no se escape de la mesa de edición. Pero lo que sí es relativamente nuevo, son estos errores aplicados a los aparatos tecnológicos antes mencionados.
Siendo uno como es un geek acostumbrado a fijarse en estos enchufables detalles, esta deformación profesional me ha conducido a llevarme pequeñas decepciones que han supuesto un ligero corte de rollo en un momento determinado. Antes, estos errores se limitaban más a nivel informático, con explicaciones incongruentes o periféricos mal conectados.
La mayor parte de ellas estaban relacionadas con ampliaciones de fotografías en un ordenador regenerando píxeles al hacer zoom hasta límites infames que dolían a los ojos.
Lo entiendo. Son películas hechas para el gran público y había que apoyarse en estas cosas para solucionar la trama. Pequeñas licencias que se tomaba el guionista y que no eran apercibidas más que por una minoría de su público.
Pero es que últimamente hay algo que se está volviendo bastante común y empieza a ser constante en casi cualquier cosa que veo. Y diré más, debido a la tremenda campaña publicitaria (Product Placement lo llaman los yankis) que inunda de dispositivos Apple cualquier película o serie de éxito, este error, la mayor parte de las veces, lleva adosado una manzanita, lo que rechina mis dientes si cabe todavía más.
Voy a poner un ejemplo para que todos nos aclaremos. Mi pasión denostada por las series de ficción, me hizo descubrir recientemente una joyita (que aprovecho para recomendaros) que hace poco se ha estrenado en EEUU y de la que ya han visto la luz cuatro capítulos en su primera temporada. Estoy hablando de ‘Billions‘, una serie de la cadena Showtime, interpretada por Paul Giamatti y Damian Lewis que dan vida a un Fiscal del Estado y a un Multimillonario americanos.
Evidentemente y con esta temática, no es raro ver que el millonario tiene como teléfono móvil un flamante iPhone 6S Plus. Sin funda, por cierto.
Pues bien y aquí voy al grano, resulta que los personajes de esta serie utilizan masivamente el teléfono móvil, realizando y recibiendo llamadas con bastante asiduidad y casi siempre sucede algo mientras hablan que es el fruto de mis desvelos: tienen la pantalla encendida. Craso error.
¿Es que no hay nadie, en un dispositivo tan masivamente utilizado, que se haya dado cuenta que cuando te acercas un teléfono móvil a la oreja y máxime un iPhone, hay una cosica llamada sensor de proximidad que apaga la pantalla? ¿Porqué la dejan encencida?
Entiendo que el actor realmente no está hablando con nadie (porque está actuando), pero intentar reforzar en el espectador la idea de que realmente lo está haciendo por medio de un recurso técnicamente imposible, me parece una rizada de rizo muy mal ejecutada.
Es, como decía antes, un error de raccord bastante común en series y películas (ya usen un iPhone o cualquier otro smartphone…) y que, aunque sea en un breve momento, te hace ver que el personaje es un actor, porque en la vida real ese teléfono tendría la pantalla apagada.
Igual me acabáis maldiciendo en arameo por haberos iluminado al respecto y a partir de ahora os vais a fijar cada vez que alguien hable por el móvil cómo está la pantalla, pero así compartís conmigo mis desvelos y afliciones.
¿Alguno lo había notado? ¿Hay algún otro fallo de raccord relacionado con el iPhone que os haya llamado la atención?