En serio. Debéis creerme cuando os digo que mi intención nunca es comparar maliciosamente dos productos denostando uno en beneficio de otro. Siempre he sido un firme creyente de que hay mercado y gustos para todos y que las grandes compañías deben limitarse a realizar los mejores productos que puedan y luego será el consumidor el que elija, optando por la solución que más se adapte a sus necesidades y bolsillo.
Es por ello que no suelo mirar hacia los lados, como si de un jumento me tratase con sus correspondientes anteojeras, siendo el principal objeto de mis análisis y críticas los dispositivos de Apple y no los de su variada competencia. Lo que pasa es que hay situaciones que me parecen realmente surrealistas y cuando una de estas compañías acaba por claudicar a soluciones que criticaba hasta la saciedad y hasta eran objeto de burla y chanza a lo largo del tiempo, es que se me sube la bilirrubina y eso que ni te miro ni me miras.
Estoy hablando, evidentemente, de la presentación que realizó ayer mismo Samsung, en el preludio del MWC 15, de su nuevo modelo de smartphone: Galaxy S6, perteneciente a su gama más alta de teléfonos y siendo su buque insignia desde que sacaron el primer modelo de esta gama.
Y es que Samsung nos tiene acostumbrado, en sus presentaciones y publicidad, a comentar despectivamente alguna de las características de los teléfonos de Apple, haciendo especial hincapié en las ausencias que consideran esenciales en un smartphone, que el iPhone no tiene y que los modelos ‘S’ de Samsung sí.
No puedo dejar de recordar la cacareada inutilidad del aluminio en un terminal, o las risas que les producía que no se pudiese cambiar la batería, ambas cosas que ahora forman parte de su nuevo modelo. También se clamaba al cielo la imposibilidad de ampliar la memoria por medio de tarjetas de 16, 32 ó 64Gb, considerando un verdadero atraso privar al usuario final de esta necesidad.
El tiempo, como casi siempre, pone a todo el mundo en su sitio y en este caso así se ha demostrado fehacientemente. Aunque por supuesto no podemos negar que Apple no haga exactamente lo mismo cuando le conviene, como con los 4″ como tamaño «ideal» de pantalla…
Tema aparte sería comentar la extrema similitud estética que presenta el nuevo terminal de Samsung con el iPhone 6, no solo en su forma, sino en la disposición de sus puertos y botones (al menos el modelo Galaxy S6 Edge si que muestra innovación en este sentido). Realmente sorprendente que el barreño de ingenieros y diseñadores de la firma coreana no sea capaz de exprimir la fruta de la creatividad sin que le tenga que salir, necesariamente, zumo de manzana.
Por otro lado, no quiero agregar a este cúmulo de coincidencias algunas cosas que realmente sí pertenecen a la evolución tecnológica que debe ser común a nuevas generaciones de dispositivos, aunque fuese Apple una vez más el impulsor de las mismas, como puede ser el uso de una arquitectura de 64bits o la huella dactilar sin desplazamiento.
Y es que ya decía Oscar Wilde que en el arte está permitido el plagio si luego hay asesinato, lo que viene a decir que si una obra que copia a otra es mejor que la original, bien copiada está. Este, evidentemente, no es el caso, pero no por ello hay que impedir que otras compañías se miren en el espejo de Apple en beneficio del usuario final. Aunque sea descaradamente.
Caso aparte es la nueva plataforma de pago, Samsung Pay, que, desde mi humilde opinión, llega algo tarde, mal y arrastras en su objetivo de ser una alternativa real a las pasarelas Apple Pay, que tan rápidamente se están expandiendo por tiendas físicas y virtuales.
Bueno… ya me he quedado a gusto compartiendo con vosotros estas impresiones, que alguno probablemente suscribáis. ¿A vosotros qué os parece? ¿realmente es tan evidente o son imaginaciones mías? Por supuesto no queremos con ello decir que el Galaxy S6, en ninguna de sus dos versiones, sea un mal teléfono sino todo lo contrario, la crítica es hacia Samsung.